Un viaje por las nubes
No es lo mismo estar en las nubes y que se nos vaya la cabeza hacia otro sitio por puro aburrimiento, que estar por las nubes, como el precio de los vuelos de larga distancia en este 2023… A diferencia de estos, lo que no es metafórico es que desde el preciso momento en que empezamos a planear un viaje, las nubes se convierten en residencia habitual de nuestros pensamientos y deseos. Porque es el cielo con frecuencia la autopista que nos lleva a satisfacer esas otras necesidades que nada tienen que ver con nuestros quehaceres y obligaciones cotidianas.
La tierra vista desde el cielo es sin duda un espectáculo tan único, como lo es la sensación de libertad que nos proporciona viajar. Porque nos sentimos más independientes y sin ataduras a nuestros suelos particulares…
Es frecuente escuchar aquello de que viajar nos enriquece. Y es verdad, porque a poco curioso que uno sea, siempre nos regala experiencias cargadas de sensaciones, olores, gustos, y hasta de colores que ni sabíamos que existieran. Y también es verdad aquello de que nos hace un poco más cultos, más creativos y comunicativos, más resueltos ante los imprevistos, más abiertos de mente, e incluso más humildes…
Pero también nos enriquece porque implica ponernos a prueba en algunas que otras virtudes y valores que en nuestro día a día a veces se nos olvidan, pero que son tan necesarias. Como la paciencia y el autocontrol, cuando nos toca aguantar largas colas y retrasos…La prudencia, para no meter la pata en controles de seguridad o en alguna que otra frontera suspicaz…El respeto, a los tiempos, a los espacios, y sobre todo, hacia los profesionales y hacia otros viajeros con quienes compartimos desplazamientos. La tolerancia, que sobre el anterior nos puede permitir descubrir otras formas culturales o comportamientos muy diferentes a los nuestros, y que podemos aprender a entender, sin juzgar ni condenar. Y la educación, que sin entender de idiomas ni de países puede ser tan gratificante en intercambio de gestos y sonrisas.
Viajar, como fórmula para desprendernos de la rutina y ser un poco más felices, no sólo nos ayuda a crecer y a conocernos mejor, sino también a valorar más lo que tenemos y a tomar conciencia de que lo mejor siempre, siempre, puede estar por llegar… Y no, no me refiero al metaverso. Aunque cuando llegue ese momento, no me cabe duda que daré vacaciones digitales a mi avatar, para seguir disfrutando yo misma de otro maravilloso viaje por las nubes…
Texto: Nina Rico